La preparación de oposiciones obliga a adoptar un compromiso casi total con el estudio, ya que lo que está en juego, al final, es un puesto de empleo en el sector público.
Por muy accesible que parezca el proceso, en todas las oposiciones siempre existen más aspirantes que plazas en juego, lo que prepararse a conciencia. En academias y centros de estudio invitamos a los opositores a interesarse por técnicas de estudio que sean efectivas y tengan buen encaje en su naturaleza como estudiante, y una de las más populares es el método Robinson.
Qué es el método Robinson
En Luis Vera Oposiciones ofrecemos formación y preparación para alumnos opositores, con temarios para numerosas convocatorias, pero además nuestra labor como academia preparatoria nos lleva a ofrecer consejos y recomendaciones útiles, y una de ellas por supuesto es descubrir qué es el método Robinson como técnica de estudio.
Esta metodología se popularizó a partir de los años 70 del pasado siglo, aunque su invención se remonta al año 1946, cuando la diseñó el psicólogo experimental Francis P. Robinson. Nació de un programa para mejorar las técnicas de lectura de los soldados. Sus resultados se publicaron ese mismo año con el título Estudio Efectivo.
Al método Robinson también se le conoce como SQ3R (survey, question, read, recite and review), por sus siglas en inglés. Esta denominación, en español es EPL2R (examinar, preguntar, leer, repetir y repasar). Como habrás podido imaginar, las cinco fases corresponden a los cinco pasos que componen la técnica.
Cómo aplicar el método Robinson en el estudio de oposiciones
La finalidad del método Robinson es mejorar la eficiencia en la lectura y comprensión de textos, y utilizar esto como base crucial para un aprendizaje significativo.
En el caso de las oposiciones, la dinámica es un poco distinta, pues no se busca tanto un aprendizaje en profundidad, sino una capacitación para ajustar ese conocimiento a lo que demanda el proceso selectivo. En este sentido, las cinco fases se desarrollan del siguiente modo:
- Explorar: aquí la idea es echar un vistazo general al texto o al temario, de manera liviana, sin mucha exhaustividad. La clave es hacer una primera lectura superficial de los contenidos a estudiar, pero sin detenerse en ningún punto en específico.
- Preguntar: la segunda fase es leer de manera más detenida los contenidos e ir anotando dudas o cuestiones que van surgiendo. Esto ayuda al estudiante comprobar si comprende el temario de forma correcta.
- Leer: el tercer paso del método es incorporar otros procedimientos útiles en el aprendizaje, como los resúmenes, los gráficos, los cuadros sinópticos o los mapas conceptuales. Esto se logra gracias a más lecturas en profundidad.
- Recitar: llegamos a la fase que todo opositor conoce, recitar. Consiste en leer en voz alta lo que se ha destacado a través del subrayado. Ojo, no es el recitar de los temas que se lleva a cabo en muchos encuentros con preparadores, sino un ejercicio previo que ayuda a memorizar el contenido más relevante del temario.
- Repasar: el último paso es el repaso, que, trasladándolo a la dinámica oposiciones, encaja mejor con el término repaso programado. Aquí lo ideal es retomar el tema y las anotaciones ya estudiadas de manera periódica, para que queden retenidas en la memoria.
El método Robinson es una buena fórmula para prepararse oposiciones. Con él, los estudiantes adquieren una mayor disciplina de estudio, organizan mejor los contenidos a interiorizar y permite ajustar de manera productiva el tiempo de estudio.